El jersey agotado de Tigres Femenil nos enseña por qué las mujeres no queremos igualdad.
Trabajar en el "mundo" de la publicidad es convivir todos los días con el miedo de las marcas a posicionarse abiertamente en temas de género o de hacer cualquier campaña dirigida a mujeres, del pavor a las palabras equidad, menstruación, mamás trabajadoras, etc., marcas incapaces de querer mostrar todo aquello que se sale de los cánones de la "feminidad".
El argumento más común para esta negativa es que su público es de hombres y mujeres. Claramente, no quieren poner en riesgo a su target masculino y boomer que puede salir corriendo a comprarle a la competencia ante tal ofensa. Tal vez estas marcas jamás han considerado que para que una mujer compre ese mismo producto lo más probable es que esto le haya implicado un mayor esfuerzo, brechas salariales, techos y paredes de cristal, la responsabilidad casi total de las labores de cuidado y todas las violencias que tienen efecto en su nivel de ingresos.
El día de ayer, por primera vez Adidas ha lanzado un uniforme exclusivamente diseñado para un equipo femenil que ya se agotó en su página oficial a menos de 24 horas de su lanzamiento. Pero ¿Qué tiene que ver esto con la igualdad? En un mundo diseñado por y para los hombres aquellas acciones que busquen beneficiar a las mujeres a través de la bandera morada de la igualdad lo estarán haciendo desde un lugar donde las mujeres de manera estructural ya están en una situación de desventaja.
Esta campaña entendió que para beneficiar a la categoría hay que crear incentivos distintos. Es normal encontrar en las noticias con respecto al futbol femenil, si es que las encontramos, que hablen de que las futbolistas ganan menos que sus pares masculinos, que en juegos oficiales usan jerseys que les quedan grandes, que no tienen sus nombres, que juegan en canchas menos profesionales o que las mandan en autobús a los partidos mientras ellos viajan en avión. Si bien, tienen ya "el privilegio" de poder jugar en una cancha, todas estas situaciones merman su juego y su valía.
¿Qué hubiera pasado si simplemente hubieran lanzado el mismo jersey para femenil y varonil? Probablemente, nada y el argumento fifa hubiera ganado "ya ven como los hombres venden más camisetas".
Crear posibilidades para todas